Nuestra especie se desarrolla en un ecosistema complejo. Forma parte de ese ecosistema e impacta sobre el mismo.
Tratar de comprender y, aún más, tratar de gestionar la complejidad de un ecosistema, a cualquier nivel, requiere de datos, de conocimiento generado a partir de esos datos y, finalmente, del más alto grado de conocimiento estructurado y reproducible: la Inteligencia
